Quintaesencia del pop. Epítome del hedonismo. El suceso en los escenarios. Inventora de sí misma hasta transformarse por completo. Una perseida que decidió anidar en la tierra.

Madonna Louise Veronica Ciccone -Mi criatura- hoy 16 de agosto cumple 65 años.

Polifacética, además de cantante, compositora y bailarina, ha escrito libros para niños, sin embargo, sus mejores textos en cuatro dimensiones los ha escrito en los escenarios. Más que interpretar sus canciones, en cada uno de sus shows cuenta una historia e invita a su público a involucrarse en su universo. I have a tale to tell…

Con su nombre como bandera, ha desfilado por la alfombra dorada del mundo del espectáculo. Es la reina. Nombre es destino. Un puñado de dólares, un sueño y determinación a granel la llevaron a Nueva York para buscar oportunidades. Al igual que su padre cuando emigró de Italia a USA, ella abandonó su natal Detroit y se mudó a donde estaba el trabajo. 

En su primera audición, apenas mover los pies tuvo un romance absoluto con la duela que apenas se ha interrumpido por un accidente a caballo. Algunas radiografías de este episodio sirvieron como telón de fondo para el opening de su insuperable obra maestra: Confessions Tour.

I’m gonna tell you about love / Let’s forget your life / Forget your problems

/Administration, bills and loans / Come with me / Come with me

In the evidence of it’s brilliance / In the evidence of it’s brilliance

In the demonstration of this evidence / Some have called it religion / This is not a

coincidence / Would you like to try?

Atenta a sus prólogos, desde la primera línea engancha al público para invitarlos al reino de la fantasía. Una bola disco baja del cielo y al llegar al escenario se desgaja para darle paso a una sonrisa inédita. Ella sabe la sorpresa que ha preparado y la expresión de su rostro lo preludia. The night is young and the show has just begun… Transidos de emoción los espectadores saltamos con ella hacia donde diga. ¿Al precipicio? No, a sus partituras. ¿Al vacío? No, a un mundo lleno de símbolos que obligan a una permanente alerta visual que será recompensada con coreografías diseñadas, estudiadas, ensayadas y montadas a la perfección bajo el ritmo de la música que en su inicio sólo pretendía entretener y que ha trascendido a través de las décadas. Obsesiva hasta el mínimo detalle en cada segundo de los 7200 que conforman su espectáculo.

En el Confessions, como en todos sus conciertos, divide el show en cuatro partes que lo mismo pueden representar los cuatro evangelios, las cuatro estaciones, los cuatro puntos cardinales, los cuatro elementos, las cuatro cámaras del corazón, los cuatro colores que se usan para imprimir, los cuatro grupos sanguíneos, los cuatro jinetes del Apocalipsis, las cuatro nobles verdades; según la cábala, que ella comenzó a estudiar después que nació su hija Lola y fue su momento más espiritual, el número 4 es el símbolo de la estabilidad y confianza, mientras que el 0 representa el infinito y lo eterno. 4 y 0, 40. 40 años de carrera que festeja con una gira a la que atinadamente ha puesto Celebration Tour.

Desde luego y para siempre, larga vida a la reina. Quiero volver a verla hermosa, sonriente, dueña de sí, cantando Drowned world que dedica precisamente a Lola y cierra los ojos con toda su fe para decir su línea final tocándose el vientre y el corazón: This is my religion.

Ayer anunció la reprogramación de varias de las fechas que tuvo que posponer por una enfermedad que el pasado 24 de junio la condujo a cuidados intensivos y lanzó el pánico entre sus seguidores. Hay gira. Hay Madonna. Hay celebración. Hay música. Hay producción. Y, desde luego, la clausura de este nuevo show, tiene que ser Like a prayer con su inmensa, rotunda e irrebatible frase And it feels like…home.

¡Feliz cumpleaños, mi Criatura!