Cuando era niño, me llamaba mucho la atención, en las películas que pasaban en la tele, las imágenes de la iluminación navideña instalada en el Zócalo de la Ciudad de México.

Alguna vez, ya en mi vida adulta, me tocó presenciar en directo esta iluminación con lo que marqué como realizado uno de los pendientes de mi vida.

La cereza en el pastel fue presenciar la maravilla que es el pino navideño del Centro Rockefeller en Nueva York, insignia de la sorprendente decoración navideña que tiene la que es, sin duda, la mejor ciudad del mundo.

Sin embargo, debo reconocer que fuera de esos dos icónicos lugares, las decoraciones navideñas en las plazas públicas nunca fueron mi fascinación… hasta estos momentos.

Iluminación navideña en Monterrey

Hoy que mi vida gira alrededor de los gustos de una pequeña de ocho años de edad, le he encontrado el gusto a las decoraciones decembrinas, los desfiles, eventos navideños y todo lo que hay alrededor de estas fechas.

Esta semana fuimos a la Plaza Zaragoza, en el Centro de Monterrey, donde las autoridades locales instalaron la tradicional decoración con motivo de la Navidad, con rueda de la fortuna incluida.

Hay un pino monumental, algunas estructuras que simulan ser casitas de jengibre y tres túneles con luces multicolores que son la delicia de los niños como Irene, quien no dejó de dar vueltas por la plaza descubriendo cada uno de los adornos.

Los papás aprovechamos la oportunidad para explotar nuestras (muchas o pocas) habilidades fotográficas y tomar mil y una fotografías familiares.

Algunas personas disfrazadas de Santa Clós y otros personajes recorren la plaza para tomarse la foto a cambio de una propina.

En fin, el paseo es maravilloso, basta verlo con ojos de niños.

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