Desde hace once años, la Calzada del Valle deja a un lado los lujosos Mercedes Benz, Porsche, Land Rover y demás transporte de los ricos y famosos para darle paso a los patines, bicicletas, patinetas y, especialmente, las familias.
A lo largo de 4.5 kilómetros, esta icónica avenida del que es conocido como el municipio más acaudalado de México, abraza una vocación familiar al albergar lo que le denominan “San Pedro de Pinta”.
Pero ¿qué quiere decir irse de pinta? Básicamente es levantarse temprano (el paseo inicia a las nueve de la mañana y apenas dura tres horas y media), agarrar a los chamacos, al perro (siempre y cuando sepa comportarse en público) y salir a caminar, o rodar, o lo que se quiera hacer.
Y aunque todo a lo largo de este paseo sampetrino está dirigido a un público de un elevado ingreso económico, hay que decir que la experiencia es bastante democrática.
Diversas empresas no solo instalan sus stands donde los niños pueden pintar y jugar, también regalan productos promocionales y, en un domingo cualquiera, puedes salir con mochilas, frisbees, yogurt para beber, botanas nutritivas, macetitas de barro decoradas por tu peke y lo que sea que ese fin de semana alguna transnacional quiera promocionar.
Eso sí, quien quiera gastar en San Pedro de Pinta puede ir al mercadito donde se ofrecen productos bastante nice y alimentos que, sin duda, son algo elevados en su precio para el simple mortal.
A lo largo del paseo se han instalado todo tipo de amenidades: hay cuenta cuentos, castillos inflables, los amantes del ajedrez pueden echarse unas retas, a quienes les guste leer pueden aprovechar los cambalaches de libros y, de cuando en cuando, la comunidad internacional con residencia en este cosmopolita municipio se instala para mostrar parte de su cultura.
Hace apenas un par de semanas fue el Día de Corea y nosotros salimos con nuestros nombres escritos en el idioma que ahí se habla, elaborados por una simpática joven de cabello negro azabache y piel blanca como la porcelana.
San Pedro de Pinta: un paraíso para los amantes de los perros
Mención aparte son los perros… pero no vayan a creer que son chuchos de esos que andan libres y felices por nuestras cuadras. Las verdaderas estrellas del paseo son los peludos de diseñador que, orgullosos, pasean controlados por la correa de sus amos.
Imagine cualquier raza de lujo y aquí la va a encontrar ¿Corgi Galés de Pembroke? Hay varios. ¿Sabueso Afgano? Son tan lindos como altivos ¿Dogo del Tíbet? ¿Terranova? ¿Antiguo Pastor Inglés? Hay hasta clubes de propietarios que se reúnen a lo largo de la vía.
Aquí es, básicamente, el paraíso de los amantes de los perros y gracias a organizaciones como PRODAN, quien no tenga uno puede sacar a pasear a las decenas que están disponibles para adopción en su stand. Solo basta dejar una identificación como garantía de que el lomito va a volver.
San Pedro de Pinta es una de las mejores opciones para un paseo familiar que la zona metropolitana de Monterrey tiene que ofrecerle a sus residentes. Solo basta despertarse temprano y vencer el miedo de codearse con muchos de los dueños del dinero en este país quienes, al final de cuentas, son igualitos al resto de nosotros.
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