En las últimas semanas, se ha desatado en México una discusión amplia entre las autoridades federales del sector Salud, académicos, profesionales, federaciones, asociaciones y colegios médicos, sobre por qué el Comité de Normalización de la Secretaría de Salud, presidido por el Subsecretario Hugo López-Gatell, propuso cancelar 35 Normas Oficiales Mexicanas (NOM de salud).
Es decir que enfermedades como el cáncer de mama y el cáncer cervicouterino, así como el fomento a la lactancia materna, la vigilancia epidemiológica, atención a la diabetes y obesidad, la promoción y educación para la salud en materia alimentaria, la prevención y control de enfermedades bucales y la salud escolar, entre otras, ya no podrán ser tratadas siguiendo un protocolo establecido conforme a bases científicas y de investigación.
En cristiano, esto quiere decir que cada doctor podría utilizar diferente criterio para combatir una enfermedad, en lugar de seguir el procedimiento que la NOM exigía.
El 1 de junio de este año, el Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell -presidente, además, del Comité de Normalización de la Secretaría de Salud- firmó un acuerdo que salió publicado en el Diario Oficial de la Federación, por medio del cual canceló la existencia de esas Normas Oficiales.
Y entonces se desató la discusión, que si bien por tratarse de un tema denso, al grueso de la población le ha pasado desapercibido, no así para la mayor parte del sector médico.
Consecuencias de la desaparición de las NOM de salud
A la mayor parte de la población ni siquiera le llama la atención el tema, pero es un asunto sumamente delicado, que nos guste o no, nos afectará a todos. Somos nosotros los grandes consumidores del sector salud que acudimos al IMSS, ISSSTE o alguna institución privada, para ser atendidos por médicos generales o especialistas.
¿Se imaginan a dos doctores de una misma institución siguiendo protocolos diferentes y recetando medicamento diferente y siguiendo un tratamiento opuesto? Bueno, eso puede suceder ahora.
A mí me llamó mucho la atención un desplegado que firmaron federaciones, asociaciones y colegios de médicos de todo México, en el que critican duramente la medida, y exponen los contras que tendrán que lidiar ahora al no haber esas Normas Oficiales.
Entre otras cosas, aseguran que los médicos ahora se expondrán a mayores responsabilidades civiles y penales, al no tener una Norma Oficial –que antes por ley tenían que seguir para no incurrir en violaciones- que los pueda evaluar en cuanto a su práctica médica.
Sin esas NOM, los profesionales de la salud pueden enfrentar dificultades para tomar decisiones basadas en evidencia (clínica) y mejores prácticas médicas, lo que puede afectar la calidad de la atención que reciben los pacientes.
El riesgo principal recaerá en los pacientes, porque sin estas pautas diseñadas para cuidarlos y prevenir riesgos asociados con la atención médica, podrán aumentar los casos de mala praxis y muchos de los médicos podrían estarse auxiliando de otras fuentes poco confiables para recetar un tratamiento, procedimiento que con la Norma Oficial Mexicana si se tenía.
Actualizar, mejor que cancelar
Por su parte, López Gatell se defendió y dijo que las Normas Oficiales “no se requieren para regular la prescripción, terapéutica y diagnóstico, ya que en México hay garantía de atención médica a las 35 mil enfermedades definidas”. Además, aseguró que en ninguna parte del mundo existen Normas Oficiales para todas las enfermedades.
Advirtió que es mentira que se vayan a dejar de surtir medicamentos para combatir las enfermedades mencionadas arriba, que atrás de la queja de algunos diputados estaban algunos intereses comerciales con las farmacéuticas.
Lo cierto es que ya no existen esas NOM de salud. Los especialistas advierten que la cancelación va a dejar a millones de mexicanos en indefensión porque padecen este grupo de enfermedades y ya no contarán con los diagnósticos y tratamientos, tanto en el sector público como en el privado.
Por lo pronto, lo único que pueden hacer los profesionales de la salud es un llamado urgente a las autoridades del gobierno federal, para que las Normas Oficiales sean actualizadas y no canceladas, para mejorar la atención médica.
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