La mejor forma de aprender a tocar un instrumento es mediante la diversión. Los padres deben dejar a los niños disfrutar la experiencia de la música y acompañarlos si es que expresan intención por seguir en la práctica de algún instrumento.
Para acercar a los niños a la música, es importante que asistan a conciertos y se les respeten sus gustos. Los adultos jamás deberían imponer el aprendizaje de un instrumento musical.
Como base, ayuda muchísimo que la familia lleve a los niños a conciertos de música en vivo. El goce presencial de la música es incomparable. Y si los mayores disfrutamos la experiencia, es casi seguro que los pequeños la disfrutarán por igual.
Al estar presentes, adoptamos muchos aprendizajes musicales que se nos dan de manera natural, como pasa en los deportes. Pero cuando el niño siente el interés de aprender, hay que poner atención.
Ideas para fomentar el interés por la música
Cuando el niño evidencie inclinación por algún instrumento, ayuda acercarlos a través de plataformas como YouTube, donde pueden ver familias de instrumentos.
Por curiosidad o interés, van a aproximarse a un instrumento en particular, especialmente el que le produzca inquietud o le haga formularse preguntas sobre su sonido o funcionamiento.
Luego, en otro momento, los papás pueden buscar ese instrumento en su forma física y acompañar a sus hijos en esa jornada de descubrimiento.

En cuestión de música, todos los viajes llevan al mismo destino, que es el gusto mismo por la música.
Sería genial que vieran esta práctica como una aventura que tienen juntos, dentro de ese nuevo mundo de sonidos en los que aprenderán nuevas melodías y su gusto musical crecerá. Se pueden escuchar melodías nuevas en películas, en la radio, música grabada o, sobre todo, música en vivo pues, como reitero, lo que se hace presencial es mejor.
Y lo mejor es que, como dijimos desde el inicio, aprendan divirtiéndose y eso significa que cambien la idea de que la música es aburrida.
Dado el caso de que a alguno no le guste cierto género, hay que darle la vuelta y buscar otro que sea placentero, que lo haga sentir bien. De cualquier manera, hay que entender que, en cuestión de música, todos los viajes llevan al mismo destino, que es el gusto mismo por la música.
Nunca imponer el aprendizaje musical
Con frecuencia, me preguntan si hay que imponerle al niño un gusto por la música o el aprendizaje de un instrumento.
Al respecto yo veo dos vías: si se está pensando, con el niño, seguir un camino profesional, entonces sí, el aprendizaje debe ser desde pequeño. Desde temprano debe acostumbrarse a la disciplina pues, como todo aprendizaje, se requiere de una continuidad rigurosa y con alguien bien calificado que lo guíe. Estos casos son menos frecuentes.
Si no se quiere seguir la vía profesional y sólo se quiere que el niño, la niña o el adolescente toque bien, lo que se debe hacer es dejarlo que disfrute y desarrolle su aptitud divirtiéndose.
Al igual que en los libros, no es recomendable imponerle el gusto al niño, porque esto puede resultar peligroso. Si no le encuentra goce, terminará sintiendo rechazo por esta forma de expresarse, que debiera ser para el placer y el gusto, algo divertido.

Cualquier niño o niña puede llegar a tocar un instrumento
Todos pueden aprender música
También es importante aclarar que cualquier niño o niña puede llegar a aprender música o tocar un instrumento. Si podrá o no podrá, no está en discusión. Categóricamente: todos son capaces de hacerlo, si pueden elaborar un ritmo elemental.
Es como el canto: prácticamente cualquiera puede cantar, con tan solo hablar y tener inflexiones de voz y acentuar ciertas sílabas, a menos que tenga algún problema en el oído u otras cuestiones de salud.
Así como puede cantar, puede tocar cualquier instrumento. Y esto trae la siguiente pregunta: ¿cuál instrumento debe tocar mi hijo? Para saberlo, hay que mostrarle una gama de opciones. Pueden ir viéndolos en conciertos en vivo o en videos. Por ahí se pueden detectar ciertas afinidades.
Pero hay que saber que también se requieren aptitudes físicas. Por ejemplo, alguien con manos grandes difícilmente puede tocar el violín o hay quienes requieren de musculatura facial para tocar algunos instrumentos de viento. Aunque, la verdad, no hay reglas fijas en este aspecto.
De cualquier manera, lo mejor es que, como papás acompañemos a los chicos en este viaje de aprendizaje que es maravilloso. Está comprobado que se inclinan por lo que ven por vez primera y a lo mejor ahí se quede. Eso está en la historia de todos los músicos, aunque claro, se pueden buscar otras opciones.
Lo que sí es cierto es que los pequeños aprenden más la música disfrutándola. Y siempre es mejor gozarla en vivo. De eso no tengo dudas.
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