Héroe de aventuras, Juliancito Bravo fue la gran estrella del cine familiar durante las décadas de 1960 y 1970 en México.
Por Luciano Campos Garza
“¡Mi Jacky, mi Jacky, se lo tragó el mar, como a mi papá!”, gritaba desesperado el pobre Juliancito, buscando a su perro que se había perdido entre las olas. En medio de sus lágrimas, el fiel can emergía del agua, como resucitado, y provocaba la alegría mayor del niño, y de quienes nos angustiamos con él, mientras lo veíamos en La Gran Aventura (Rodríguez, 1969).
Nacido en España, pero emigrado de pequeño a México, Julián Bravo era, para los que crecimos entre las décadas de los sesenta y setenta, una especie de héroe de los desposeídos.
Mezcla de Oliver Twist y Tom Sawyer, Juliancito Bravo era un hijo de la calle convertido en un simpático pícaro, que se metía en numerosos problemas, de los que siempre emergía indemne y mágicamente reivindicado.

Indestructible y astuto, vencía enemigos y adversidades en base a su carisma y buena suerte, como lo demostró una y otra vez en sus películas taquillerísimas, que hacían las delicias de los pequeños y sus papás. Los grandes también reían, proyectados como los tontos adultos que no compartían, con el travieso, la maravilla de ser niño.
Vale la pena acercarse en familia a las películas de Juliancito Bravo, que hicieron época en el cine nacional.
Las películas de Juliancito Bravo son el reflejo de su tiempo
Juliancito fue el abanderado de la niñez proletaria que, pese a la pobreza, podía ser feliz.
En una época en la que era socialmente aceptado que los mayores golpearan a los niños, para corregirlos, y en la que la sumisión era un atributo plausible, Julián aceptaba estoico los castigos y la represión.
Más allá de cualquier dolor, se sobreponía a las calamidades, enfrentándolas con risa. A fin de cuentas, era bien sabido, siempre se escaparía con el premio.
En Primera Comunión (Mariscal, 1969), por ejemplo, enfrentaba la terrible decepción de saber, de boca de su padre, que los Reyes Magos son inexistentes.

Pero, empeñado en convertirse en un chico de bien, y cumplir con los mandatos religiosos, desea recibir el sacramento, por vez primera, vestido de blanco.
Era conmovedor el desesperado mensaje de aceptación, en un entorno que premia las apariencias. “Es que me chiveo”, dice apenado frente a las cámaras de televisión, cuando, al final, recibe un premio multiplicado, luego de continuos sufrimientos.
Un Tom Sawyer a la mexicana
Alberto Mariscal lo convirtió en su propio personaje de Mark Twain a la mexicana adaptando el célebre libro Tom Sawyer a un conjunto de aventuras tropicales.
En esa producción llamada Las Aventuras de Juliancito (Mariscal, 1970) estuvo acompañado de la encantadora Lucy Buj, que fue su mejor pareja en pantalla.
La cinta contiene una fina escena de acción en el juzgado, donde José Cortado es acusado del crimen del Doctor Ramírez, evento que tuvo al niño como único testigo.
La enorme popularidad de Julián fue capitalizada por los directores que le dieron algunos papeles secundarios, con el evidente propósito de captar público infantil, como ocurrió con algunos westerns, que importaban los ambientes del género tan popular en Estados Unidos. Hizo películas en serie, y saturó las pantallas en el país.
De esta forma hizo trabajo de reparto en Tunco Maclovio (Mariscal, 1970), Su precio unos Dólares (De Anda, Jr.,1970), y La captura de Gabino Barrera (Cardona, 1970). Hasta tuvo participación en la polémica La Vida Difícil de una mujer fácil (Fernández Unsáin, 1979)
Como actor, Bravo no sobrevivió a su propia infancia. Ya de mayor, hizo algunos trabajos de resultados discretos, que lo condujeron al retiro voluntario.
Ya como joven y adulto, participó en telenovelas como Rina (Sarrás, 1977), Carrusel (Corrales y Damián, 1989), Vivo por Elena (Jiménez, 1998), y Salomé (Jiménez, 2001).
Lejos del origen, despojado ya de sus prendas de niño, Bravo nunca volvió a generar el impacto que tuvo en la infancia de tantos de nosotros. Fue el rostro de una generación que lo seguía, porque, a diferencia de la mayoría, era libre y podía ir a donde le diera la gana.
Se reporta que actualmente es un hombre de negocios, alejado de la escena pública.
Un excelente actor; ameritaba un buen artículo como éste. Muy completo, me hizo recordar. Todavía recuerdo la voz de sus intensos personajes.