Resulta por demás preocupante que, ya pasado medio año de este 2023, las familias en Nuevo León continuemos con la zozobra de la violencia desatada por el crimen organizado, mientras que nuestras autoridades siguen más preocupadas por los viajes al extranjero, las cifras alegres de la inversión extranjera (Tesla, por supuesto), y los pleitos con los partidos políticos y con los municipios que no comulguen con el color naranja.
Hace unos meses, escuché al gobernador Samuel García decir que estaba muy contento porque con la llegada de más inversión a Nuevo León, los retos de vivienda, movilidad y desarrollo urbano se convertirían en “happy problems” (problemas felices). Que serían muy positivos esos problemas, y que ya quisiera cualquier gobernador tenerlos.
No, bueno… los que no gozamos del privilegio de tener escolta armada las 24 horas del día, los siete días de la semana, o sea gente como las familias de ustedes y mi familia, y la del 99 por ciento de los nuevoleoneses, tal vez no compartimos ese punto de vista tan “positivo” de nuestro Gobernador.
Es muy fácil minimizar los problemas de los demás desde una posición privilegiada. Cuando nuestros gobernantes pierden la capacidad de asombro y de la realidad en la que vivimos, no muy buenas cosas podemos esperar nosotros los ciudadanos de a pie.
Ustedes y yo sabemos que, si no salimos a trabajar, sin importarnos cuán seguro sea andar por el área metropolitana de Nuevo León, nuestras familias sufrirán carencias en sus estudios, alimentación, seguridad social o diversión.
La violencia en Nuevo León
Tenemos más de seis meses rompiendo récords, pero de inseguridad. En enero pasado fuimos el estado que más homicidios registró en un solo día, con 11, y no conformes con eso, repetimos cartel en el mes de mayo con el mismo número de muertes violentas en un día.
Con eso sufrimos el primer trimestre del año más violento en 11 años, desde la crisis de inseguridad que tuvimos con el gobierno de Rodrigo Medina.
Hasta el día de hoy, llevamos 17 elementos policíacos asesinados, dos de ellos militares; la ejecución del mando policiaco del municipio de Linares, y el la muerte del jefe de escoltas del alcalde de Villaldama.
Somos el sexto estado a nivel nacional con más homicidios en donde se dan fusilamientos y, casi a diario, ejecuciones con sus respectivos cuerpos desmembrados, embolsados y ajustes de cuentas de grupos de narcomenudistas.
Terrible es la realidad que nos toca vivir con la violencia en Nuevo León, pero al Gobernador le interesa el relumbrón que pueda lucir en sus redes sociales, y tal pareciera que, al abstenerse de llamar a la violencia por su nombre, intenta normalizarla.
Si usted pone atención a lo que Samuel García sube a sus redes sociales lo que expresa en su discurso, notará que jamás hace referencia a la ola de violencia que vive el Estado. Su discurso siempre es sobre las inversiones que llegan o sus sobados ataques contra lo que él llama “la vieja política” (como le dice al PRI y al PAN) aunque se muerda la lengua, y se le olvide que su gobierno está lleno de ex priistas y ex panistas que, por obra y gracia de su mano redentora, ahora forman parte del “Nuevo Nuevo León”.
Tiene razón Gerardo Palacios Pámanes, titular de Fuerza Civil, al clamar, casi casi rogar a la Federación, por más apoyo militar y de la Guardia Nacional. Reconoce que los superan en armamento (de guerra, dice él), en vehículos blindados y, por qué no decirlo, en tácticas (esto último lo digo yo).
En Nuevo León no tenemos “happy problems”, tenemos muchos problemas serios que necesitan la atención de quien se comprometió a resolverlos. Es nuestro deber exigir resultados a nuestros gobernantes y presionarlos para que hagan su trabajo.
Pero bueno, por el momento ya tenemos a TESLA…O ¿Cómo era?
Nuestra comunidad